Aunque los peces sean
capaces de soportar variaciones de temperatura, siempre y cuando éstas sean
progresivas, la regulación térmica en un acuario debe mantenerse dentro de unos
límites aceptables, en función de las especies. Los acuariófilos interesados en
instalar un acuario de agua fría o de agua templada deben mantener una
temperatura máxima de 15 grados centígrados para el primer tipo y de 18 a 22
grados para el segundo. Ahora bien, la refrigeración del agua de un acuario es
mucho más complicada y costosa que su calefacción. Además, un aparato de
refrigeración es relativamente más voluminoso. Por éstas, y por otras razones,
muchos aficionados prefieren instalar un acuario tropical de agua dulce o de
agua de mar. Si el acuario está emplazado en una habitación con una temperatura
media, comprendida entre 18 y 20 grados en invierno, bastará con unos pocos
grados para obtener los 24-26 grados que necesitamos. El agua y la electricidad
no son buenas compañeras. No conectar nunca un aparato de calefacción eléctrica
a la toma de corriente antes de llenar de agua el acuario.
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Nunca hemos de conectar
una resistencia fuera del agua. Estos elementos se calientan muy deprisa y
corremos el riesgo de quemarnos y dejar caer al suelo el material. Si el tapón
situado sobre el termostato no es sumergible conviene que lo sustituyamos por
otro que sí lo sea.
En la parte superior del calentador se encuentra una ruedecilla donde se puede regular la temperatura |
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El combinado se disimula en
posición vertical o con un ligero ángulo, si es posible cerca de la salida de
la bomba de agua o del difusor. Los termostatos-resistencia separados necesitan que
la resistencia se coloque lejos del termostato, en una zona de turbulencias,
para repartir bien el calor. Nunca debemos enterrar una resistencia de cristal
ya que ésta explotaría.
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El termostato electrónico: hay que
colocar la sonda lejos de la resistencia y no enterrarla nunca, ya que perdería
toda su eficacia.
La potencia de la
calefacción depende esencialmente de la diferencia de temperatura que existe
entre la habitación y el agua del acuario.
En lo que respecta a la
temperatura del agua, no hay que olvidar que un acuario con un buen sistema de
filtrado y una buena iluminación ya cuenta con un calor adicional, el que
despiden estos aparatos.
Así pues, antes de
comprar una resistencia eléctrica, conviene medir la temperatura del agua tras
varios día de funcionamiento. Si ésta asciende a 20 grados y la temperatura
deseada de 25, esa diferencia de 5 grados se alcanzará fácilmente utilizando
un vatio por cada litro de agua. En el caso de un tanque de 100 litros, bastará
con una resistencia de 100 vatios. Algunos termostatos pueden sufrir un
desajuste, y si usamos una resistencia demasiado potente será inevitable que el
agua se sobrecaliente. Para paliar este grave inconveniente, lo mejor es
emplear dos termostatos, cada uno de ellos unido a una resistencia con la mitad
de potencia. De este modo, si alguno de los termostatos sufre un desajuste, el
agua no experimentará un aumento excesivo de la temperatura.
Si en invierno tiene
lugar una avería eléctrica, o primero que hemos de hacer es recubrir
rápidamente el acuario con un material aislante para que el descenso de
temperatura sea muy lento. Si descubrimos que el acuario tiene una temperatura
muy por debajo de lo normal, nunca hemos de hacerla subir bruscamente con una
gran cantidad de agua caliente, sino que habrá que restablecer la temperatura
de forma paulatina.
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