martes, 2 de septiembre de 2014

Materiales y Equipamiento III: El Termocalentador



Aunque los peces sean capaces de soportar variaciones de temperatura, siempre y cuando éstas sean progresivas, la regulación térmica en un acuario debe mantenerse dentro de unos límites aceptables, en función de las especies. Los acuariófilos interesados en instalar un acuario de agua fría o de agua templada deben mantener una temperatura máxima de 15 grados centígrados para el primer tipo y de 18 a 22 grados para el segundo. Ahora bien, la refrigeración del agua de un acuario es mucho más complicada y costosa que su calefacción. Además, un aparato de refrigeración es relativamente más voluminoso. Por éstas, y por otras razones, muchos aficionados prefieren instalar un acuario tropical de agua dulce o de agua de mar. Si el acuario está emplazado en una habitación con una temperatura media, comprendida entre 18 y 20 grados en invierno, bastará con unos pocos grados para obtener los 24-26 grados que necesitamos. El agua y la electricidad no son buenas compañeras. No conectar nunca un aparato de calefacción eléctrica a la toma de corriente antes de llenar de agua el acuario.
Los termocalentadores mas usados por los acuariófilos
 son los de resistencia envueltos impermeablemente por un vidrio y
con el termostato incorporado
Para alcanzar la temperatura adecuada, el sistema más práctico es el empleo de resistencias eléctricas conectadas a uno o varios termostatos. Las resistencias sumergibles constan generalmente de un hilo metálico enrollado en torno a un soporte de cerámica alojado en una envuelta impermeable de vidrio. Otros modelos se presentan en forma de un cablee flexible cuya longitud condiciona la potencia. La potencia de las resistencias eléctricas envueltas en vidrio oscila  entre 15 y 500 vatios. Sea cual sea el tipo de resistencia escogida, no debemos hacerla funcionar fuera del agua. Algunos modelos, en un intento por aunar estética y comodidad, combinan la resistencia y el termostato en un solo aparato. Pero en casi todos los casos los elementos calefactores están dispuestos en la parte posterior del acuario, disimulados por un elemento de la decoración, preferentemente en un lugar en el que la circulación del agua sea importante, para repartir mejor el calor.
Nunca hemos de conectar una resistencia fuera del agua. Estos elementos se calientan muy deprisa y corremos el riesgo de quemarnos y dejar caer al suelo el material. Si el tapón situado sobre el termostato no es sumergible conviene que lo sustituyamos por otro que sí lo sea.
En la parte superior del
calentador se encuentra una
ruedecilla donde se puede regular
la temperatura
El termostato activa la resistencia para mantener una temperatura fija. Los termostatos más sencillos están formados por dos láminas metálicas que se deforman ligeramente bajo la influencia del calor. Otros modelos, como los termostatos electrónicos, colocados en el exterior del acuario, controlan la temperatura del agua mediante una sonda. Estos termostatos exteriores son muy precisos pero tienen un elevado precio. Existen dos formas de instalación: el primero consiste en los combinados sumergibles, el segundo agrupa a los termostatos exteriores y a los que se colocan al nivel del agua.
-         El combinado se disimula en posición vertical o con un ligero ángulo, si es posible cerca de la salida de la bomba de agua o del difusor. Los termostatos-resistencia separados necesitan que la resistencia se coloque lejos del termostato, en una zona de turbulencias, para repartir bien el calor. Nunca debemos enterrar una resistencia de cristal ya que ésta explotaría.
-         El termostato electrónico: hay que colocar la sonda lejos de la resistencia y no enterrarla nunca, ya que perdería toda su eficacia.
La potencia de la calefacción depende esencialmente de la diferencia de temperatura que existe entre la habitación y el agua del acuario.
En lo que respecta a la temperatura del agua, no hay que olvidar que un acuario con un buen sistema de filtrado y una buena iluminación ya cuenta con un calor adicional, el que despiden estos aparatos.
Así pues, antes de comprar una resistencia eléctrica, conviene medir la temperatura del agua tras varios día de funcionamiento. Si ésta asciende a 20 grados y la temperatura deseada de 25, esa diferencia de 5 grados se alcanzará fácilmente utilizando un vatio por cada litro de agua. En el caso de un tanque de 100 litros, bastará con una resistencia de 100 vatios. Algunos termostatos pueden sufrir un desajuste, y si usamos una resistencia demasiado potente será inevitable que el agua se sobrecaliente. Para paliar este grave inconveniente, lo mejor es emplear dos termostatos, cada uno de ellos unido a una resistencia con la mitad de potencia. De este modo, si alguno de los termostatos sufre un desajuste, el agua no experimentará un aumento excesivo de la temperatura.
Si en invierno tiene lugar una avería eléctrica, o primero que hemos de hacer es recubrir rápidamente el acuario con un material aislante para que el descenso de temperatura sea muy lento. Si descubrimos que el acuario tiene una temperatura muy por debajo de lo normal, nunca hemos de hacerla subir bruscamente con una gran cantidad de agua caliente, sino que habrá que restablecer la temperatura de forma paulatina.


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