domingo, 7 de septiembre de 2014

El acuario y su ubicación.




Los acuarios mejor adaptados para asegurar el bienestar de los peces tienen una capacidad que oscila entre los 100 y 1500 litros. La más apropiada será aquélla que ofrezca la mayor superficie de contacto entre el aire y el agua. La vida de los peces y de las plantas acuáticas depende, en realidad de los intercambios de gases con la atmósfera.
La altura del agua del  tanque también es importante a la hora de escoger un acuario, ya que es un factor susceptible de limitar la penetración de la luz, energía indispensable para el crecimiento de las plantas.
Sea cual sea la forma o el volumen del acuario que hayamos escogido, el soporte sobre el cual repose debe ser sobre todo estable, sin ninguna aspereza, e indeformable bajo el peso del tanque. Todas estas condiciones las reúne un soporte metálico especial, de acero soldado o de aluminio. También puede servirnos una mesa de madera sólida, recubierta con un tablero de aglomerado hidrófugo, de 15 a 22 mm de espesor, sobre el que colocaremos una plancha de poliestireno expandido de 20 a 30 mm. Este revestimiento, que compensa cualquier defecto y, ocasionalmente, las deformaciones posteriores del soporte, evita la ruptura del cristal del fondo del tanque. A partir de un contenido de 500 litros, es decir, para un peso total de unos 700 kg, es preferible construir un soporte de hormigón armado, sin olvidar intercalar la plancha de poliestireno entre soporte y acuario.

En los comercio podemos encontrar gran variedad de tanques
con el mueble incorporado.
En los comercios especializados es fácil encontrar un amplio surtido de tanques de vidrio colado realizados en dimensiones estándar. Por lo general, estos acuarios que se venden listos para usar tienen la ventaja de que se presentan con una galería de iluminación bien adaptada y tapaderas de cristal que protegen los tubos fluorescentes. Otra solución, mas económica, consiste en adquirir un acuario de ocasión.
Según el espacio o el soporte de que dispongamos, podemos considerar la realización de un acuario a medida adaptado exactamente a nuestras necesidades.
Los acuariófilos más habilidosos pueden hoy en día concebir y realizar tanques de forma extremadamente variadas, a veces de gran capacidad. La construcción de un tanque de dimensiones medias, entre 100 y 300litros, es perfectamente realizable por el aficionado que disponga de un presupuesto limitado. Con un poco de experiencia, un acuariófilo puede adquirir del cristalero el vidrio necesario para construirse su propio acuario.  El corte menos problemático es el corte limpio, pero a veces hay que recurrir a otro tipo de juntas, que dan una lámina de cristal perfectamente rectilínea, para construir acuarios de gran volumen destinados a un sitio público. Una vez tengamos los cristales, hemos de limar sus aristas cuidadosamente para evitar que aparezcan microfisuras, pero sobre todo para alejar cualquier riesgo de corte accidental. Las resinas o siliconas translúcidas, que conservan toda su elasticidad, sean cuales sean las circunstancias, se presentan en barras de 300 ml  o en tubos más pequeños. El empleo de barras o cartuchos necesita de una pistola especial.
Si el endurecimiento de estas masillas precisa de 24 horas a temperatura ambiente, eso quiere decir que hasta pasadas 48 o 72 horas, no podremos llenar el acuario.
Disposición del vidrio para el montaje.
El encolado y el desengrase de los cristales constituyen las operaciones más delicadas. Las numerosas huellas digitales impresas en los cristales se limpian con un algodón empapado en acetona. Para proceder al montaje, se colocan los cuatro laterales sobre un soporte horizontal alrededor del cristal del fondo, perfectamente desengrasado y encolado en todo su perímetro. Acto seguido, se ponen verticales los dos laterales pequeños que va a mantener los grandes cristales frontal y trasero, previamente encolados también. La operación de encolado termina colocando una cinta adhesiva que rodee completamente el acuario por arriba y por abajo. Pasados dos o tres días, podemos eliminar las poco estéticas rebabas con ayuda de un cúter. Si el acuario que estamos construyendo tiene una longitud superior a 100 cm, habrá que prever uno o varios refuerzos para asegurar una rigidez suficiente al tanque.

Antes de instalar definitivamente el acuario y su equipamiento técnico, hemos de escoger un buen emplazamiento y respetar una serie de normas elementales. Hay que evitar colocar el acuario cerca de una ventana, ya que los rayos directos del sol aceleran la proliferación de algas, las cuales acaban asfixiando a las plantas acuáticas. Tampoco le beneficia un lugar expuesto a las corrientes de aire o cerca de un radiador. En cuanto a los pasillos demasiado estrechos y los lugares de paso muy transitados, pueden estresar a los peces.

Acuarios encastrados

Para aprovechar el espacio y disimular todo lo posible el equipamiento del acuario, podemos encastrar el acuario en una pared y habilitar un acceso por delante o por detrás. En este tipo de instalación, por lo general de gran valor estético, sólo queda visible el cristal frontal.
De este modo, se facilita la organización y disposición del material, sobre todo si contamos con un punto de agua cerca.
Acuario encastrado en un muebles
Quizá sea éste el tipo de realización con el que consigue el efecto mas bello, ya que el acuario se convierte en un auténtico cuadro vivo. Existen diversas posibilidades de encastrar un acuario: en un mueble, en una pared… incluso podemos ser más originales empleando la carcasa de un viejo aparato d televisión, aunque en este caso, las probabilidades de que haya que construir el acuario a medida serán más altas.
Si optásemos por utilizar un mueble, lo mejor será que nos lo hagamos nosotros mismos, ya que de este modo podremos integrar el compartimento técnico, incluso un pequeño acuario hospital o de cría, haciéndolo lo suficientemente sólido. El aprovechar un mueble preexistente plantea problemas de solidez y de recorte, si bien es cierto que un acuario bien integrado en un mueble rústico tiene un bello efecto. Ni que decir tiene que el mueble debe estar en armonía con la decoración general de la habitación.
Integrar el acuario en una pared implica un trabajo adicional de albañilería que puede desanimar a ciertos aficionados. Sea cual sea la forma de encastrarlo, conviene tener en cuenta los puntos siguientes:
Acuario encastrado en la pared

·       La altura de la parte visible no debe ser inferior a un tercio de la longitud, de lo contrario, tendrá un efecto estético desfavorable;
·    Hay que prever un acceso al acuario para poder efectuar todos los trabajos de instalación, mantenimiento y reparación. Este acceso puede habilitarse en la parte frontal o en la trasera

Acuarios de separación

Un acuario con una bonita decoración puede llenar de vida el rincón oscuro de una habitación o también separar dos ambientes. Algunos fabricantes proponen muebles diseñados específicamente para el acuario, de modo que el conjunto se integra fácilmente en el ambiente moderno o rústico de una habitación.
Original pero delicado de realizar, este tipo de acuario puede quedar espectacular si la decoración es la apropiada.
El acuario de separación divide dos zonas de una habitación
Este tipo de acuario se emplea para separar dos habitaciones, por lo general el comedor del salón, o bien para dividir una habitación espaciosa en dos ambientes. Lo que queda visible son tres lados, aunque los dos más grandes serán los que más llamen la atención. Se puede colocar sobre un mueble, pero lo cierto es que se obtienen resultados más interesantes con un murete, que además proporciona mayor solidez. Conviene calcular bien el ancho de este murete: si lo hacemos demasiado estrecho, nos planteará problemas a la hora de decorar el acuario, mientras que si lo hacemos demasiado ancho, se verá afectada negativamente la estética de la habitación. En algunos casos, este murete debe ser hecho a medida.
La decoración constituye el punto más importante. En la medida d lo posible, se intentará dividir el acuario en toda su longitud con piedra en planchas delgadas, de tipo pizarra, por ejemplo. De este modo, se evitan varias cosas: que se observe la otra habitación a través del tanque, que queden a la vista las huellas de dedos y de algas en los cristales, y que formen un posible contraluz que haga resaltar la presencia de partículas en suspensión. Al pasar de una a otra habitación, y en función de las dos partes de la decoración, se puede tener la impresión de descubrir dos acuarios en lugar de uno solo.
Queda el problema del material técnico. En el caso del murete, lo mejor es habilitar un compartimente entre el acuario y una pared, ya que practicar un nicho en el murete no resulta nada fácil. En el caso de un mueble, el material queda oculto fácilmente tras las puertas. Tampoco hay que olvidar que en los comercios existen acuarios con compartimente técnico integrado.


Nos queda hablar de la altura, que será la que nos resulte más conveniente. Un acuario debe estar colocado a la altura de los ojos, siendo preferible una ligera vista desde arriba que una vista desde abajo. En las habitaciones en las que uno se sienta a menor altura (un salón por ejemplo), la base del acuario debe estar entre 0’70 y 1 metro del suelo. En un comedor, sin embargo, deberá estar algo más alto, entre 1 m y 1’20 m. En ambos casos, hará la delicia de los niños, que podrán contemplarlo de pie, sin tener que hacer equilibrios sobre una silla. En los lugares en los que un está de pie, la base del acuario no debería estar por debajo de la cintura de una persona de estatura media.



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