Hoy nos hemos venido a Sevilla para visitar su acuario. Para entender la temática de sus instalaciones, tenemos que hacer un poco de historia y hablar de su principal protagonista:
Fernando de Magallanes.
(Oporto, 1480-Mactán, Filipinas,
1521) Explorador y navegante portugués. Miembro de la nobleza portuguesa,
estudió náutica y cartografía en Lisboa.
A los veinticinco años, integró la
expedición a la India mandada por Francisco de Almeida. En su siguiente viaje,
esta vez a Marruecos y bajo las órdenes del duque de Braganza, resultó herido.
Fernando de Magallanes
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El monarca portugués, Manuel I el Afortunado, que disponía de un informe
desfavorable acerca de la conducta de Magallanes en esta última misión, rechazó
por dos veces un proyecto del marino para explorar nuevas rutas hacia Oriente,
por lo que aquél decidió probar suerte en España. Llegó a Sevilla en octubre de
1517 y desde allí se dirigió a la corte, que a la sazón se encontraba en
Valladolid. En ese mismo año contrajo matrimonio con Beatriz Barbosa, hija de
un importante oficial sevillano, quien le dio un hijo varón, Rodrigo.
Magallanes tenía la convicción de que debía existir un paso al sur de la
costa sudamericana para llegar a la India por occidente, paso que ya había
buscado sin éxito Juan Díaz de Solís. La posibilidad de encontrar una ruta
alternativa para llegar a Oriente a través del océano Atlántico era de vital
interés para la monarquía española, ya que la costa africana estaba bajo el
control de su principal rival en el comercio de especias, Portugal.
Tras renunciar a la nacionalidad portuguesa, y con el apoyo del
astrónomo portugués Ruy de Faleiro y del obispo Fonseca, logró interesar en el
proyecto al rey Carlos I, quien puso a su disposición cinco naves: Trinidad,
San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago, con una tripulación de 270
hombres de distintas razas y nacionalidades. Fue nombrado gobernador de las
tierras que pudiera descubrir y se le otorgó la veinteava parte de los
eventuales beneficios de la expedición.
La flota zarpó de Sevilla en septiembre de 1519, que descendiendo por el Guadalquivir, llegó hasta Sanlúcar de Barrameda.
El contingente pasó por el archipiélago de las Canarias, siguió viaje hasta la costa del Brasil y dobló luego hacia el sur, donde exploró el estuario del Plata. En la bahía de San Julián, Patagonia, la expedición se estableció para invernar, período en el que se perdieron dos naves, una por accidente y la otra por deserción; además, el marino hubo de sofocar un motín.
El contingente pasó por el archipiélago de las Canarias, siguió viaje hasta la costa del Brasil y dobló luego hacia el sur, donde exploró el estuario del Plata. En la bahía de San Julián, Patagonia, la expedición se estableció para invernar, período en el que se perdieron dos naves, una por accidente y la otra por deserción; además, el marino hubo de sofocar un motín.
Por fin, el 21 de octubre de 1520 accedieron
al estrecho que lleva hoy su nombre (Magallanes lo llamó «estrecho de Todos los
Santos»), que les permitió rodear el continente americano. Poco más de un mes
después, encontraban al otro lado un océano de aguas tranquilas (que recibiría
luego el nombre de océano Pacífico), ante cuya vista el aguerrido navegante
lloró de emoción.
Siguieron rumbo al norte, primero
bordeando la costa de Chile para virar luego al noroeste hacia las que se
conocen actualmente como islas Marianas (que bautizaron como Islas de los
Ladrones), sin agua potable ni provisiones frescas, y con parte de la
tripulación enferma de escorbuto. La llegada a aquellas islas les permitió
reabastecerse y continuar explorando otras islas que conformaban el
archipiélago que hoy lleva el nombre de Filipinas.
Fue en una de ellas, Mactán,
donde Magallanes cayó herido de muerte en un enfrentamiento con los indígenas,
con lo que se malogró su sueño de completar el primer viaje alrededor del
mundo. Esta proeza correspondió al marino de origen vasco Juan Sebastián Elcano
(capitán de la nave Concepción, abandonada cerca de la isla de Cebú). Bajo su
mando la expedición completó su periplo, primero rumbo a las Molucas, para
tocar tierra de España el 6 de septiembre de 1522; arribó una sola nave, la
Victoria, con dieciocho supervivientes a bordo y un cargamento de especias.
El Acuario de Sevilla
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El Acuario de Sevilla está basado en este viaje. Una amplia variedad de especies y
ecosistemas representan la biodiversidad de ríos, mares, junglas y océanos del
planeta, a lo largo del recorrido. Los acuarios donde se alojan estas especies,
están tematizados y ambientados simulando el hábitat de las mismas, ofreciendo
así al público visitante, mayor sensación de inmersión en la naturaleza.
Tiburón perteneciente al Acuario
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En próximas entradas al blog, iremos analizando algunas de las especies y ecosistemas que nos encontramos en este espacio de reciente creación.